domingo, 18 de julio de 2010

Emprendedores y Silicon Valley

“Vamos a tomar un café y hablemos de crear una nueva empresa”, esta frase parece que es común en los cafés de Silicon Valley, ¿habrá algún otro sitio así en el mundo?, probablemente no. ¿Cómo se formo ese núcleo?, para empezar se encuentra en el país más capitalista e innovador del mundo, algunas de las mejores universidades del planeta están por ahí o cerca, dicen que el clima es agradable todo el año, muchos emigrantes formados están por ahí ansiosos de mejorar su calidad de vida (algo posiblemente imposible en sus países de origen), muchos jóvenes entusiastas, muchas ideas dando vueltas, mucho dinero en el ambiente listo para invertir, empresas famosas (Google, Yahoo, Oracle, etc) y etc, no conozco el lugar así que sólo se me ocurren esos factores. ¿Por qué menciono Silicon Valley en este post?; porque esta lleno de emprendedores, que ciertamente no son personajes típicos sino más bien gente entusiasta en tecnología y para limitar un poco el análisis de este post concentrémonos en los emprendedores en computación. ¿Qué es ser emprender?, podemos buscar el significado en el diccionario y encontrar sólo palabras planas, mejor ver vídeos en donde casi siempre con mucha humildad nos cuentan resumidamente sus historias, ahí el significado tiene palabras vivas y siempre hay un patrón interesante en sus narrativas, ¿cuál es?; que han sufrido, que han fracasado no una sino varias veces, pero eso no fue obstáculo para que sus sueños/visiones/objetivos mueran, tampoco para que esa energía/entusiasmo se apague sino que en cada fracaso e iteración se han robustecido más y eso es el gran potencial de Silicon Valley. Para muchas personas es difícil comprenderlos, porque la mezcla de tenacidad, genialidad, creatividad, visión, perseverancia y fuerza no es muy común. El persirvir de verse locos por los demás, tener la sensación que nadie les cree, los hace más hábiles, astutos y más inteligentes. Cada iteración/intento es un aprendizaje más, el verbo rendirse simplemente no existe en sus vocablos. Y al final de una serie de pasos exitosos y erróneos los frutos empiezan a verse y automáticamente la gente los considera en el club de los “ganadores y respetados”, palabras que valen más para el pueblo que para ellos.

En el vídeo que hay en este post se puede oír y ver lo que escribo. Y muy curioso es la forma como Max Levchin dice: “que él como ingeniero o científico de la computación...”; me hace recordar mucho a un debate que se origino cuando estaba en la universidad, para muchos de nosotros (mis compañeros) entre ingeniero y científico de la computación no había diferencia, porque estábamos formándonos en ingeniería y sólo nos interesaba aprender hacer software.



lunes, 12 de julio de 2010

¿Estamos en camino al éxito?

Los intelectuales, científicos, políticos, periodistas, historiadores (no todos estos personajes), etc, nos dicen que estamos viviendo en la sociedad del Conocimiento, me hago una pregunta básica, ¿a qué países se refieren realmente cuando dicen esto?. Siempre he pensado que el ser humano debe seguir avanzando y muy pocas veces cuestiono eso. Sin embargo haciendo un pequeño análisis, un ejercicio minúsculo de pensamiento y con un criterio abierto veo, que tal vez esas son palabras impuestas por los “ganadores”, aquellas naciones o personajes que con mucho esfuerzo o suerte han logrado tener un nivel aceptable de Conocimiento. ¿Pero donde quedan las naciones latino americanas, las africanas, etc?, donde la palabra Conocimiento no existe en los diccionarios locales. Las pocas veces que escribo en este blog siempre trato de ser lo más objetivo y apolítico, pero a veces no puedo teclear ninguna palabra, porque veo que estamos creando y aplaudiendo a un mundo de antípodas, por un lado se habla de Conocimiento y Tecnología y por otro lado se habla de Subdesarrollo y Pobreza. Si vemos al mundo como una unidad, vemos que esta fraccionada no sólo por ideologías que es natural sino por desniveles, si queremos ser una sociedad global, es decir una globalización verdadera de repente hay que cuestionar los parámetros con los cuales calificamos el “éxito”.